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T A N G O

MEMORIA EDITOR / AYTE DE ILUMINACIÓN

Elegí la función de editor porque era la que consideraba más práctica para mí. Sé que nunca voy a ser director, director de fotografía, guionista, etc. Considero que es más probable que en un futuro me sirva más la edición que cualquiera de las otras funciones (de cara a trabajar en una televisión redactando y editando noticias, por ejemplo). Además, es algo que me gusta mucho. Desde segundo de carrera he sido editor en los trabajos grupales que hemos tenido que hacer. Aunque no editemos mucho como para utilizar bien un programa y cambiemos todos los años el mismo, al menos tengo alguna noción básica.

El día 7 de octubre tuvimos el ensayo de edición. Para nuestra sorpresa, tercer año editando, tercer programa diferente que íbamos a utilizar. Te costaba conocer uno en dos días que lo utilizabas en los cursos pasados y ya cambiabas a otro. Pero bueno, el interfaz es similar en todos, así que no es tan grave.

Mientras tanto, había que buscar financiación. Le propuse a Eduardo hacer una propuesta comercial en la que pudieran elegir el tamaño del logo, cada uno con su correspondiente precio. Así, veían que era algo medianamente serio. Conseguí del Bar Lakora, más que todo por ser cliente habitual, ya que a otros sitios que íbamos no te hacían ni caso. ¿Por qué nunca está el encargado en las tiendas? En fin, sin comentarios.

Tras las dos reuniones de preproducción, tuve que asistir junto a Carlos, Ana, Zaloa y Hugo (espero no dejarme a nadie) a la sesión del 21 de octubre de Ensayo de cámara y fotografía. Como en el rodaje el editor no “hace nada” (quien lo dijo estoy seguro que no ha sido editor en el corto), también me dieron el cargo de ayudante de iluminación. Aunque a la hora de la verdad en el corto, al no tener función definida, eres chico para todo.

Algunos del grupo, con la ayuda del padre de Edu pusieron los hierros y la lona en la parte del jardín. Pero al final como decidimos rodarlo en el porche y por el viento, tuvimos que poner otro plástico en la otra parte. Aún se están riendo de verme subido en la escalera intentando pasar el alambre rodeando el árbol. Qué mal rato.

El día anterior al rodaje, cogimos los muebles. Me gustaría destacar el valor tienen las tiendas como Ganbara y Muebles Izco de cedernos esos muebles. La verdad que baratos no es que sean precisamente. Lo que no tenían de baratos, lo tenían de frágiles. Pero bien envueltos en papel de burbuja los pudimos llevar sin peligro. Al llegar a Echavacoiz nos encontramos con un gran contratiempo. La lona que habían puesto los dos días antes se había caído por culpa de la lluvia. ¡Así que a ponerla otra vez! La cortamos porque no íbamos a utilizar el jardín, sólo había que tapar un poco por si llovía. Con lo malo que hizo esos días y justo los dos de rodaje hace un sol... Llovió un poco la tarde- noche del primer día de rodaje, pero nada más. Después el sol “pegaba” para las fechas en las que estábamos.

En el rodaje, mientras grababan la primera mañana en casa de Hugo, ayudé a Aitziber, juntos a unos amigos que vinieron, con la dirección artística. Barrimos todo el lugar, movimos los bancos, recogimos hojas y las echamos por el escenario, y sacamos los muebles. Cada cierto tiempo teníamos que coger más hojas porque se volaban. Lo que también nos costó bastante fue poner las “enredaderas” en las columnas. Ya con todo el grupo en Echavacoiz, tuvimos que vaciar la entrada a la casa.

El segundo día más de lo mismo con las dichosas hojas. También ayudé a Carlos con la fotografía, más que todo llevando focos de un lado para otro y con el reflector. Por cierto, más negado que yo para usar el reflector y atinar los actores, pocos. Pensaba que íbamos con retraso y que el tiempo nos iba a apretar cuando Felipe dio por terminado el día de rodaje. Tuvimos que recoger todo y salir a celebrarlo.

El día después de la grabación y tras la cena pertinente, Hugo, Edu, Felipe y yo fuimos a desmantelar todo los cables y volver a transportar las maderas de la puerta a su sitio. Tirando de carretilla y ayudados por familiares de Edu acabamos antes.

Tras el rodaje fuimos minutando. Elaboramos el guión de postproducción. El día 11 hicimos la maqueta en el Pinnacle. Hablé con todos los del grupo, junto con Edu, para pedirles que vinieran los menos posibles ya que sino es un agobio. Yo prefería estar los mínimos porque otros años con más gente era un caos. La verdad que los día en que vino más gente del grupo que Hugo (ayte. edición), Asier (sonido), Felipe (director) y Edu (productor) se notaba porque bajaba el ritmo de trabajo. Eso era lo que no queríamos y por eso queríamos estar los menos posibles.

Los días 18 y 19 tuvimos la edición y sonorización con el Speed Razor. Al principio no me gustó mucho, acostumbrado al Pinnacle, pero tengo que decir que me acostumbré rápido. Todo en día enclaustrados en las salas de edición. Aunque eran muchas horas delante del ordenador, en la edición fue donde más disfrute. Teníamos claro qué íbamos a elegir gracias a la maqueta. Estaba todo perfectamente marcado en el guión de postproducción, con lo que no hacía falta muchas indicaciones, sino seguir el documento que previamente habíamos trabajado con el director plano a plano.

El día de la sonorización anduve más perdido. La verdad que no tengo mucho oído y el poner puntos para subir y bajar no es lo mío. Ese día fue más pesado para mí. El lunes siguiente tuvimos que ir a la tarde para los créditos ya que nos faltaban logos, pero acabamos. A falta del progresivo, la edición acabó. La gente del grupo estaba contenta con el resultado.

Ha sido una buena experiencia. Siempre hay algún pequeño detalle que no gusta por parte de todos y cada uno, pero achacable a los nervios y cansancio del grupo. Como en el fútbol, todo debe quedarse en el campo cuando el árbitro pita el final. Pese a que nos decían que siempre hay enfados entre la gente que hace el corto, yo creo que ha sido al contrario y que hay más relación entre nosotros que antes. Tiene mérito, enhorabuena a todos.

Una vez que ya hemos hecho el esperadísimo corto, os hago una pregunta: ¿y ahora qué?

Un abrazo para todos. Bueno, uno para cada uno que si no se queda un poco escaso, ¿verdad?

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